El producto turístico conocido como timesharing no se puede vender de por vida, como se ha hecho hasta ahora a pesar de que desde 1998 una ley que regula estos aprovechamientos por turno de bienes inmuebles de uso turístico lo prohibe expresamente y lo fija en periodos de 3 a 50 años, que deben quedar reflejados en los correspondientes contratos